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"Bienestar de Nuestra Salud" OLGA CISNERO

29 de septiembre de 2013

Qué son las Emociones

Tipos de emociones

Las emociones vienen de nosotros, es la manera que respondemos a los eventos. Las emociones no son buenas ni malas. Los tipos de emociones que se generan de una alta autoestima son las que utilizamos en forma positiva. 
Cuando sentimos emociones saludables nos sentimos expandidos, nuestro corazon se abre. 
Cuando sentimos emociones negativas nos contraemos.
Conoce tus emociones para que puedas comprender tus sentimientos y de esta manera vivas tu vida con más inteligencia emocional.
El diccionario lo define como:
  • 1: a el aspecto de la conciencia: sentimiento
  • 2: a una física y psíquica reacción (como ser bronca o miedo) experimentado subjetivamente como un sentimiento fuerte involucrando cambios en el cuerpo para preparlo para tomar acción.
Los tipos de emociones son: emociones positivas y emociones negativas.De donde provienen las emociones

 Digamos por ejemplo que sentimos bronca. En vez de usar esta bronca para planear y hacer una venganza, podemos usar esa bronca para alcanzar una meta.
Diferencia entre emociones y sentimientos

Cual es la diferencia entre sentimientos y emociones?.

 Si estamos recordando algo por ejemplo, unas vacaciones que disfrutamos mucho, estas memorias provocan sentimientos de paz y alegría dentro de nosotros. Estos tipos de emociones serían la expresión de: "Me siento feliz". 

Por otro lado, si estamos recordando algo malo que nos sucedió en el pasado, esto va a provocar agitación dentro de nosotros. La reacción emocional será:" Siento bronca".

Cuando sentimos emociones saludables nos sentimos expandidos, nuestro corazón se abre. Cuando sentimos emociones negativas nos contraemos. 

Nos sentimos mal, perdemos vitalidad, no tenemos energía para tener una autoestima saludable, necesitamos saber como cuidarnos a nosotros mismos y que es lo que necesitamos para sentirnos bien. 

Si negamos nuestras emociones no vamos a poder cuidarnos a nosotros mismos. No podemos negar nuestras emociones, ni tampoco podemos evitarlas. Pero siempre podemos buscar maneras de transformarlas en emociones saludables.

Como evitamos sentir nuestras emociones

Existen algunos mecanismos internos que nos mantienen alejados de nuestras emociones. De acuerdo a John Bradshaw (Sanando la verguenza que te ata) dice lo siguiente:

  • Negación y Fantasía: Cuando las personas se encuentran amenazadas, niegan lo que esta sucediendo, o niegan el dolor que sienten.
  • Adormecerse: no sentimos nuestras emociones Tensamos los músculos, cambiamos la manera de respirar y fantasiamos sobre nuestro abandono.
  • Disociación: Es una forma de adormecerse instantáneamente. Involucra negación y regresión pero incluye fuertes elementos de imaginación para distraernos.
  • Despersonalización: Es la pérdida de la conciencia. Nos experimentamos a nosotros mismos como un objeto.
Generalmente no somos consientes de estos mecanismos. La mejor manera de entender nuestros sentimientos es a través de tomar conciencia en el momento presente.

"La clave para transformar nuestros corazones y mente es tener un entendimiento de como nuestras emociones y pensamientos funcionan. 

Necesitamos aprender a identificar ambos lados de nuestros conflictos. 

Con la bronca, por ejemplo, necesitamos ver cuan destructiva es la bronca y al mismo tiempo darnos cuenta que hay antídotos dentro de nuestros pensamientos y emociones que podemos usar para contrarrestarla.

 Entonces lo primero, es entender que los pensamientos y emociones aflictivos son destructivos y negativos, y segundo, tratar de fortalecer nuestros pensamientos y emociones positivas, que son los antídotos. 

De esta manera podemos gradualmente reducir la fuerza de nuestra bronca." Dalai Lama

25 de septiembre de 2013

El enfado


La mayoría de las personas pasamos demasiado tiempo enfadadas, aunque sean sólo explosiones cortas de un grito o dos, pero reiteradas. 
Nos enfadamos con los hijos, con los amigos, con la pareja, con el trabajo, con la vida. Y el enfado es como una batería que se va cargando, cada vez coloca a las partes en posiciones más enfrentadas y hace nuestros esfuerzos más ineficaces. Por si fuera poco, tiene una incidencia directa en un amplio abanico de enfermedades -incluidas las del corazón, presión arterial y otras. 

El enfado supone una negación de la realidad, que no nos gusta y nos hiere. Nos duele como un golpe y reaccionamos con rabia y con agresividad -si podemos, hacia fuera, y si no podemos exteriorizarla, hacia dentro. En cualquier caso, siempre que nos enfadamos algo se altera dentro y reaccionamos atacando en una actitud de defensa. 

El problema es que esa supuesta defensa, contra quien primero arremete es contra nosotros mismos, ya que se trata de una emoción con incidencia directa en nuestro estado físico y mental. Como el odio, el enfado es "como una piedra ardiendo que a quien primero quema es a quien la lanza". Nos enfadamos en relación directa al nivel de nuestras exigencias y nuestras expectativas. Y, por el contrario, es inversamente proporcional a nuestro nivel de aceptación. La frecuencia de nuestros enfados nos proporcionan, pues, una pista clara de nuestra capacidad de tolerancia y aceptación; asimismo, el objetivo de nuestros enfados identifica nuestros puntos flacos emocionales y cuáles son las personas y situaciones en las que deseamos ejercer un mayor control.

Por ejemplo, hay personas que tienen una relativa paciencia en los conflictos laborales y difícilmente pierden la sonrisa con sus amistades y, sin embargo, cuando están con sus hijos, o con la pareja, las explosiones son frecuentes y el grito fácil. Esto no significa que sus hijos o su pareja le traten peor que el resto del mundo -si bien generalmente el enfado va asociado a la auto compasión, la victimización y una idea latente de injusticia contra la que nos rebelamos


Sin embargo, por mucho que insistamos en culpabilizar al objeto de nuestros enfados, el mensaje claro que deberíamos observar es que tenemos un conflicto de aceptación con esa persona o situación en concreto, y más profundo cuanto mayor es la intensidad de nuestro enfado.


El primer test que deberíamos plantearnos consiste, por consiguiente, en detectar las personas o situaciones con las que nos alteramos con más frecuencia.

Si la respuesta es "todo" (las obras en la calle, la escuela de nuestros hijos, los tics de nuestra pareja, o de nuestra ex pareja, el carácter de nuestros hijos, las "traiciones" de nuestras amigas ), significará que necesitamos una buena dosis de reflexión y, probablemente, cierta ayuda externa (libros de filosofía o autoayuda, técnicas de relajación...) que nos posibiliten una perspectiva más abierta y nos aporten una buena dosis de amor para mirar y relacionarnos con el mundo que nos rodea.


Si, por el contrario, los objetos de nuestro enfado son pocos y claramente identificados, nos estarán señalando los puntos flacos de nuestra inteligencia emocional. Lo que más nos duele. Lo que no controlamos y queremos desesperada mente dominar.

Otra pista clara que nos presenta la frecuencia e intensidad de nuestros enfados tiene relación con el tamaño de nuestro ego. Cuanto más grande es nuestro ego, más inflado y gigante, más fácil es que cualquier acontecimiento lo perturbe. Cualquier movimiento exterior puede tocar su sensible piel en carne viva. 
Un gesto de disgusto de alguien es considerado una ofensa (sin pensar que esa persona puede tener un millón de motivos presentes en su vida, aparte de nuestra mera presencia); una mirada puede resultar hiriente, todas las palabras, gestos o actitudes de nuestro entorno pueden entrar en confrontación con un ego demasiado hinchado al que todo le toca.
El filósofo tolteca Miguel Ruiz nos recuerda, en uno de sus cuatro acuerdos, la importancia de "no tomarnos nada personalmente". Cada persona vive su vida como una película en la que ella es la protagonista y el resto son meros figurantes. Cada cual intenta resolver sus miedos, sus carencias  y sus pequeñas miserias lo mejor que puede, y sus reacciones ante el mundo y ante la vida tienen más que ver con eso (con sus miedos, frustraciones y, finalmente, con su propia búsqueda) que con nosotros, pobres figurantes que simplemente pasábamos por ahí.

No somos tan importantes, o tan gigantes, o tan presentes en la vida de todo el mundo como para que cualquier cosa que digan, miren, piensen o sientan tenga que ver precisamente con nosotros. Desde el momento en que comprendemos esto (que cada persona está en su propia búsqueda, afrontando unos problemas y unas limitaciones concretas en cada momento dado, y resolviéndolo lo mejor que puede) nos sentiremos menos afectados personalmente por las opiniones o actitudes ajenas. Y probablemente haremos uso de una paciencia más sincera, y sin esfuerzo, asentada en la comprensión y el amor.

Porque al fin y al cabo, ¿no es ésa la propia historia personal, la de cualquiera? El crecimiento es como un parto difícil, una retahíla de contracciones dolorosas, que cada cual vive a su manera. Y en cada una de ellas, a veces perdemos las formas.
 Cuando sentimos las consecuencias del enfado (la presión alta, dolor de cabeza, la garganta irritada tras los gritos y, sobre todo, el aplastante peso del mal rollo, la culpa y la ausencia de amor), a menudo nos preguntamos, ¿por qué es tan difícil controlarlo? ¿Por qué se me va de las manos por mucho que me proteja y me empeñe en que "esta vez no me desbordará", que "esta vez tendré paciencia y mantendré la calma"? 

El maestro budista Kelsang Gyatso considera que la respuesta está en que nuestra paz interior es muy débil, por lo que nos supone un gran esfuerzo alcanzarla, aun momentáneamente, y mucho más mantenerla. Por el contrario, todas las causas de rechazo y sufrimiento que hemos establecido en nuestra mente (ego, apegos, competitividad, territorialismo, exigencias...) son muchas, muy diversas y muy fuertes, presentándonos continuas oportunidades de dolor y frustración.
Nuestros hábitos cotidianos de pensamiento, palabra y comportamiento afianzan continuamente nuestras tendencias más destructivas mientras que el supuesto objetivo primero y prioritario de felicidad/paz interior se pierde en el camino y nos desentendemos de él. Y lo desatendemos.
 Cuando reprimimos los sentimientos, las emociones o los pensamientos, no dejamos de sentirlos. Una amiga nos dice algo que nos molesta profundamente y callamos para evitar el conflicto. 

Reprimimos un impulso que podría conducirnos a una situación de conflicto que no deseamos, pero no lo controlamos, porque el sentimiento está ahí (nos molesta), y probablemente siga estando con más fuerza, calentándose como una olla a vapor conforme surgen reiteradamente situaciones similares que nos dolerán cada vez más y más, hasta que llega el momento del estallido. Momento que siempre llega, ya sea hacia fuera (con toda la larga lista de resentimientos archivados) o hacia dentro (con dolores de cabeza, insomnio, gastritis y alteraciones varias de la salud).
El control, por otra parte, no implica represión ni dolor alguno. Podemos callar o podemos responder ante el supuesto "ataque" de nuestra amiga, pero no hay molestia ni dolor si simplemente comprendemos y aceptamos. Si no sentimos la herida, probablemente lo que digamos, con amor, no será hiriente. En ese momento en que realmente controlamos nuestra mente (nuestros pensamientos, nuestras emociones) no experimentamos dolor, y por lo tanto no hay nada que reprimir. Y consecuentemente, no hay motivo para el enfado.

El arte de "pensar mejor para vivir mejor" consiste en el arte de controlar nuestro pensamiento (y por consiguiente nuestras emociones) sin olvidar en ningún momento nuestro objetivo prioritario (ser felices, nuestra paz interior). Con la práctica acaba convirtiéndose en una actitud espontánea y sin esfuerzo. Y ya no hay nada que controlar. Ni mucho menos reprimir.


Nuestra tarea en la vida es aprender a amar. Y los ingredientes más útiles para aprobar la asignatura residen en la comprensión y la aceptación". Christine Longaker.










15 de septiembre de 2013

Conciencia Limpia

Cuando uno tiene su conciencia limpia se siente mejor, sin necesidad de ser aprobado/a por los demás. 
Mantente al margen de lo que tu crees que se necesita mejorar en tu vida, no te preocupes por la vida de los demás al menos que necesiten un consejo o tu ayuda y te lo pidan y estén dispuestos/as a dejarse ayudar. 
Mientras estés en paz contigo mismo/a, lo que digan los demás no necesariamente es tu problema, sino de ellos mismos/as.



14 de septiembre de 2013

Inteligencia Emocional


Para qué sirve conocerse a sí mismo? 

A primera vista parecería que nuestros sentimientos son evidentes para nosotros; sin embargo, se ha podido comprobar que muchas personas viven su vida como autómatas o sonámbulas. 

No conocen su realidad interior, sus necesidades reales, sus verdaderos sentimientos, aspiraciones y motivos. 

No saben qué es lo que las lleva a reaccionar de una forma determinada, muchas veces sorprendente para los demás -y aun para ellas mismas- o son incapaces de reconocer qué sentimiento confuso es el que les hace “amargarse la vida”. 

En otras palabras, son como extraños para sí mismos.

 El conocer nuestros procesos internos es de gran importancia, y para ello, debemos aprender a desarrollar dos habilidades en particular: - saber identificar nuestras emociones; es decir, distinguirlas con la mayor claridad, tratando de diferenciar, en cuanto nos sea posible, unas de otras, y - saber mencionarlas por su nombre; decirse a usted mismo: “Estoy triste”, “tengo ira”, “siento vergüenza... ,culpa...”, etc.


Un día, por ejemplo, usted presenta un síntoma físico preocupante; consulta a su médico quien, según su percepción, parece intranquilo; le ordena una serie de exámenes , advirtiéndole que sólo con los resultados podrá decirle de qué se trata. 


Por supuesto, usted está impaciente por saber qué le pasa, y temeroso por la perspectiva de que sea algo grave.

 Por esos días, y sin haber tomado conciencia de sus emociones, comienza a ser intolerante con sus subalternos y con sus hijos, a tener enfrentamientos constantes con su jefe, sin advertir que, en realidad, lo que le sucede tiene que ver más con su estado interior de miedo. 

Si se analiza a sí mismo y se hace consciente de que lo domina la emoción del temor, miedo hacia esto o aquello que me puede estar sucediendo”. Esa capacidad de observarnos, y de conocer nuestros procesos internos, es la base de la Inteligencia Emocional.
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Cerrando Ciclos


Hay tres maneras en que termina un episodio en nuestras vidas. 

Una de estas maneras es cuando el episodio termina como esperábamos que iba a terminar.

 En otros casos termina mejor de lo que esperábamos y ahí es cuando decimos que el evento en nuestra historia tuvo un final feliz.

 Otras veces estos episodios terminan de una manera que no lo esperábamos y no necesariamente como queríamos que terminara.

Los finales felices, son triunfos que guardamos en nuestra memoria por siempre pero también recordamos los que no tuvieron un buen final. 

Ejemplos de finales felices son casi siempre metas cumplidas, como cuando las personas se casan, se gradúan  llevan a cabo un embarazo hasta el nacimiento, alcanzan ese trabajo que siempre desearon, en otras palabras culminan sus metas exitosa mente.


Tambien hay otras etapas en las cuales simplemente se cerramos un ciclo. 


En esta categoría caen, los noviazgos truncados, los divorcios, una amistad que se rompe, un embarazo que se interrumpe, un carro que se pierde en un accidente, un trabajo que se pierde, o una carrera que se descontinua. 

Otros casos los cuales son los mas difíciles de enfrentar y estos son los casos en los que las personas que se ven forzadas dejar ir algo de lo cual no desean desprenderse.


 En estos casos incluimos la partida de un ser querido a tierras lejanas, la muerte de un familiar querido, una enfermedad terminal, la muerte de una mascota o una mala practica en una cirugía

Los finales son finales al fin y al cabo, unos son dolorosos, mientras que otros simplemente cierran un ciclo pero los mejores son los que honran las palabras en el final de los cuentos infantiles que dicen "y fueron muy felices para siempre'.

10 de septiembre de 2013

"EL ORGULLO"

Había una vez un león que se despertó y comenzó pavonearse a través de la selva. 

Decidió asegurarse que todos los animales supieran quien era el rey : paso por alto los animales mas chicos.

Se le acercó al oso y con un rugir le preguntó: ¿Quién es el rey de la selva? - Tú, señor León, tú eres el rey de la selva. Llegó con la jirafa y con un rugir le preguntó: ¿Quién es el rey de la sel...va? - Todo mundo sabe que tú señor León eres el rey de la selva.  

Llegó con el elefante, y con un rugir le preguntó: ¿Quién es el rey de la selva? 
 El elefante lo enroscó con su trompa, le dio seis vueltas en el aire, lo azotó cuatro veces contra un árbol, lo azotó siete veces contra el suelo, lo hundió en el lago por tres minutos y lo aventó a la orilla...El león todo moribundo y moreteado, como pudo se puso de pie y con los ojos llenos de sangre le dijo "Mira elefante, solamente porque no sabes la respuesta no tienes porque enojarte". 

El poeta Italiano, Antonio Porchia dijo "Si no alzas la vista creerás que eres el punto más alto". La realidad de las cosas es que el orgullo tiende a tocarnos a todos: Al rico, al humilde, al culto, al fuerte, al vigoroso, al atractivo, al exitoso, al poderoso, al afamado, y al religioso. 

Todos podemos llegar a creer que somos autosuficientes. “Recordar que al terminar el juego, el rey y el peón, vuelven a la misma caja”. Recordar que el orgullo es la adoración del YO; Lo que yo soy, lo que yo tengo, lo que yo hago. 

Cuando estamos llenos de orgullo aniquilamos la alegría, ya que la alegría y el orgullo no son compatibles. Como puede ver, el orgullo siempre hace comparaciones superficiales y es por eso que es destructivo. 

El orgullo está en el núcleo de cada pelea, de cada discusión, de cada desacuerdo, y de cada división. - El orgullo destruye la capacidad para amar.

El orgullo propicia ideas de exclusividad en vez de aceptar a los demás.

El orgullo lleva a criticar en vez de servir.

El orgullo roba la alegría y la felicidad.

El orgullo envenena nuestra perspectiva.

El orgullo ciega nuestra objetividad. 

Cuando somos orgullosos no podemos pensar bien. 

No podemos evaluar objetivamente lo que nos rodea.

El orgullo no nos deja ver las cosas claramente para tomar buenas decisiones. -Sinónimos de orgullo: suficiencia, soberbia, altivez, endiosamiento, engreimiento, ínfulas, vanidad, pedantería, postín, presunción, arrogancia, petulancia, soberbia -Antónimos: humildad

7 de septiembre de 2013

Sabiduria de Nuestra Inteligencia Emocional


La sabiduría que es nuestra inteligencia emocional juega un papel muy importante en nuestras relaciones amorosas. 
Una persona sabia sabe lo que su pareja quiere escuchar y lo que es mejor no decir para no provocar contiendas o malos entendidos.

 Sin embargo, muchas veces nos dejamos llevar por nuestros sentimientos y lo que sale de nuestros labios son palabras manejadas por nuestra impulsividad y eso nos hace fracasar muchas veces. 


Ya una vez se suelta esa palabra hiriente, se envía ese texto negativo o se hace esa llamada telefónica que nunca se debió hacer, no hay vuelta atrás.


 La grieta en la taza que contenía aquel amor puro, dulce y tierno empieza a derramarse poco a poco hasta que queda vacía. Amemos con sabiduría, hablemos después de haber pensado lo que vamos a decir. Escribamos el texto o el email pero no lo enviemos. No hagamos esa llamada por impulso, pensemos lo mejor. 


Si el criminal hubiera pensado las consecuencias que iban a traer el haber matado a su victima no estaría pagando su condena. Muchas veces nuestras palabras son las puñaladas y los balazos que matan el amor y después viene el arrepentimiento cuando ya es tarde.




6 de septiembre de 2013

El Billete



Un conferencista muy reconocido comienza su seminario teniendo 
muy en alto un billete de 100 dólares.

Él le pregunta a la gente:

"¿Quien quisiera tener este billete?"

Las manos comienzan a levantarse, entonces dice:

"Voy a darle este billete de 100 dólares a alguno de ustedes,
pero antes déjenme hacer algo con él."

El arruga entonces el billete con fuerza y pregunta:

"¿Aún quieren éste billete?"

Las manos continúan levantadas.

"Bueno, de acuerdo, pero ¿que pasaría si hago esto?"

El bota el billete arrugado al piso y salta con los pies
juntos encima, espichándolo lo más posible y cubriéndolo
con el polvo del piso.

Enseguida pregunta:

"¿Quien quiere todavía éste billete?"

¡Evidentemente las manos continúan levantadas!

"Amigos míos, acaban de aprender una lección... poco importa
lo que yo haga con este billete, siguen queriéndolo porque
su valor no ha cambiado, cuesta todavía 100 dólares."

"Piensen ahora en ustedes, en su vida. Muchas veces
se sentirán arrugados, rechazados, ensuciados
por la gente o por los acontecimientos."

Tendrán la impresión de no valer nada ¡pero en realidad su
valor no habrá cambiado a los ojos de la gente que los ama!

El valor de una persona no depende de lo que uno ha hecho
o no, ustedes podrán todos los días volver a empezar y
lograr sus objetivos porque su valor intrínseco está siempre
intacto.

"El arquero es un modelo para el sabio. Cuando le ha fallado
al blanco, busca la causa en sí mismo." (Confucio)

(Carlos Devis)

Enojado con Alguien


La Tristeza no es Depresión



La tristeza dura unos días y es un jalón que la naturaleza le hace a tu humanidad para que recuperes energía, hagas un alto y pienses mejor las cosas.

 Tu organismo se lentifica para tomar conciencia. Por el contrario: la depresión es una enfermedad, dura bastante tiempo (meses), tus áreas de desarrollo se bloquean, tu sistema se desorganiza (aparecen alteraciones del sueño, comida, sexo, etc.), nada tiene sentido y el placer se reduce. 

Y lo peor, ya no te quieres y hay un sentimiento profundo de autodestrucción del yo. 

A la tristeza hay que decirle: "Hola amiga, hagamos un retiro juntas y miremos que hay dentro de mí". 

De la depresión hay que escapar , pedir ayuda profesional y pelear contra ella. 

En la tristeza aún te sirven los amigos, no te quieres aislar y funcionas a media máquina, pero funcionas.

 En la depresión no quieres ver a nadie, te invaden pensamientos negativos frente a tu persona, el mundo y el futuro y no funcionas en ninguna área. 

Aprende a discriminarlas y ante la duda ve donde un buen profesional de la salud mental; nunca sobra 

3 de septiembre de 2013

Relaciones tóxicas.




Las relaciones tóxicas son aquellos vínculos que sostenemos sin disfrutar.
 Si bien suele asociárselos con relaciones de pareja, lo cierto es que estas relaciones tóxicas pueden tenerse con amigos, familiares o compañeros de trabajo entre otros.

 Veamos algunas señales que te ayudarán a saber si estás en medio de una de estas relaciones tan negativas.

1- Lucha de poder:


 Refiere a aquellas luchas que se producen por tener más control sobre alguien con quien se comparte a diario, o de manera frecuentemente. Pelear por quién toma las decisiones hace que el “perdedor” sienta una gran frustración que puede derivar en agresiones. En estas circunstancias, lo mejor es dialogar, ceder e intentar trabajar en equipo.

2- Sentimiento de superioridad: 

Una relación que no es de igual a igual, y en la que uno se siente más inteligente o mejor que el otro por cualquier motivo no hace más que generar una falta de respeto y de admiración por un lado, y un sentimiento de inferioridad por el otro. Este sentimiento con el correr del tiempo puede causar una baja de autoestima en la persona afectada.
3- Demostración de valor: 

Pensar que es necesario demostrarle al otro lo que uno vale no hace más que poner sobre la mesa un sentimiento de inferioridad que, probablemente, es alimentado por la otra persona. Es necesario recordar que nadie debe determinar cuánto vale una persona.
4- Sensación de culpa: 

Si aparece el sentimiento de culpa al hacer o decir algo sin que la otra persona lo registre puede ser un signo de toxicidad en la relación.
5- Sentimiento de cuidado hacia la otra persona: 

El sentir que hay un deber por salvar a alguien genera una gran carga emocional. Esto es un síntoma de una relación “tóxica” que debe erradicarse cuanto antes.
6- Considerar que se necesita al otro: Si se piensa que no se podría sobrevivir sin la otra persona, hay algo que está mal. Todos somos seres libres e independientes y debemos tomar el control de nuestras vidas y no cederla a nadie más.
7- Desconfianza: Para que funcione una relación de pareja o de amistad debe haber confianza. Tener una autoestima saludable es la base para poder confiar en otros y ser capaces de establecer vínculos enriquecedores y significativos.
8- Sólo te llaman para contarte problemas: 

Si sólo se comunican para decirte lo desdichados que son, sin preocuparse por tu estado de ánimo, se genera una situación enfermiza, ya que no es bueno escuchar nada más que situaciones negativas. Hay que poner límites.
9- Agresiones verbales: 

Este es uno de los síntomas más evidentes, porque implica una falta de respeto directa y representa alertas que se deben atender.
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Sinceridad..no es solo palabras!!

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El Amor..

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Olga Cisnero

Olga Cisnero
Coach Ontológico Profesional- Avalado por FICOP

El Poder de la Respiración

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Camino..

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Que te Falta??

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Crees en la Magia!!

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Coach Ontológico Profesional- Olga Cisnero

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Como son tus Relaciones?

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Las Circunstancias....

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Olga Cisnero

Dalai Lama

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